Capítulo 6: “Misterios, secretos y besos”
Amu POV.
Estaba completamente inmóvil. Una parte de mi me gritaba: Ikuto te oculta algo despierta!- Pero obviamente no le quise hacer caso a esa voz. Una vez más sentía que su cuerpo varonil expulsaba ese aroma que hacía que me derrumbara entera por dentro. Mientras todas esas emociones pasaban dentro de mí, Ikuto seguía sosteniéndome preocupadamente. Esa persona que Ikuto le tenía tanto miedo estaba allí, y, no se los había contado, pero ya hace días que me sentía observada, como si hubiera una cámara oculta en varias partes de la casa.
-Ikuto, me está empezando a doler- Si, Ikuto cada vez me apretaba más y más fuerte, haciendo casi que no podía respirar. Pero no me hizo el mínimo caso. Subí mis manos hacia su sensual rostro. Al sentir mi piel junto con la de él, pudo reaccionar. Había salido de su “trance”. Ikuto me vio a mí y en la posición en la que estábamos y me soltó. Escondió su rostro en sus flequillos y se fue sin decirme nada. Lo primero que yo hice fue darme la vuelta y ver el lugar que Ikuto estaba viendo. Pero no había absolutamente nada. Me dirigí al baño, hice lo que tenía que hacer y me devolví a mi clase. Conocí a algunos de 3° medio muy atractivos y a la vez simpáticos; sin embargo seguía manteniendo mi actitud de “Cool & Spici”. Ikuto siempre estuvo rodeado de mujeres, cosa que no me hacía gracia; y NO estoy celosa. Mis compañeras quedaron encantadas con Ikuto. Lo bueno es que nadie sabía que vivía con él. Muchos hombres pidieron mi número telefónico y, para sacarle celos a Ikuto se los daba complacida. Pero al gato no le importó demasiado, aunque de vez en cuando nuestras miradas se encontraban y se desviaban por la mirada del otro. Al fin terminó ese interminable e tonto día. Para mi sorpresa Ikuto me esperaba llena de mujeres a su alrededor. Yo lo miré indiferente y me fui a mi casa sola. Claro, que Ikuto no dejó pasar esa oportunidad y se fue detrás de mí. Todas las mujeres quedaron boquiabiertas al ver que Ikuto me estaba persiguiendo. Cuando vi que toda esa multitud se había ido, dejé atrás me obstinada personalidad y me dejé llevar hacia el parque más cercano. Ya no sabía si Ikuto me seguía o si no lo hacía, mejor para mí. Estaba atrapada en todos los recuerdos malos que he tenido. Estaba atrapada en mi mundo de dolor. La muerte de Tadase, la despedida de mis padres y ahora la triste rotura de amistad entre Ikuto y yo. Mentiras, secretos y cosas misteriosas sobre Ikuto inundaban mi cabeza llena de pensamientos malos. Me senté en una “mini-colina” que se encontraba allí, tiré mi maletín y me tomé mis piernas con mis brazos. Luego sentí como la suave brisa recorría el lugar y se llevaba todos esos malos pensamientos y recuerdos, dejando en mí una suave caricia. Me aburrí de mi posición y me acosté en el pasto. Saqué mi celular y comencé a jugar una clase de “Snake”. Ya iba como en el nivel 10 porque la serpiente había alcanzado un gran tamaño, y me aburrí. No había nadie y hacía un calor horrible. Me saqué las pantis, aprovechando que no había nadie y dejé mis blancas y lampiñas piernas al descubierto. También me saqué mi chaqueta y la corbata. Mis sostenes se notaban demasiado. Sí, seré plana pero ni tanto soy A-36, así que tampoco tan plana. Extrañaba a mis amigos. Rima, Nagihiko, Yaya, Kairi, Lulu, Kuuka y Lulu. Lulu este año se había cambiado a mi ex-colegio. Es una verdadera lástima. Yo quería estar con ella ya que hace tiempo que no la veo. Sin darme cuenta vi a Rima con Yaya pasando por allí. Corrí a saludarlas. Ellas rebosaban de alegría.
-Amu- dijo Rima con su tímida voz.
-Amu-chiii- dijo Yaya abrasándome, a tal punto de estrangularme.
-Chicas, ¿A dónde iban?-pregunté con curiosidad.
-Justamente íbamos a tu casa a saludarte- dijo Rima sonriéndome.
-¿En serio? Que sorpresa- dije yo.
-Pero al parecer estás ocupada- dijo Yaya apuntando hacia la colina.
-No, yo no lo estoy- dije yo mientras me daba la vuelta.
-Entonces ¿Por qué estás con Ikuto?- preguntó Rima. Al darme la vuelta me di cuenta que las chicas tenían razón. Ikuto estaba con sus orejas y cola de gato revisándome la ropa que había dejado.
-IKUTO!- grité mientras subía corriendo a quitarle todas mis cosas.
-¿Mph?- respondió él.
-¡No revises mis cosas!- le grité.
-¡Amu! Nos vemos otro día, ¡Kairi nos llamó por una reunión importante! ¡Adiós!- gritó Yaya. Tomó a Rima por la mano y se fueron corriendo. Yo en lo personal creo que me querían dejar a solar con Ikuto, y por eso me sentí mal. Caí de rodillas al suelo. Sentía una ira increíble hacia Ikuto, justo en el momento que estaba con unas viejas amigas lo tenía que arruinar.
-¡¡¡Ikuto eres un estúpido!!!- le grité demasiado fuerte.
-¿Por qué?- preguntó excusándose de lo que había hecho.
-Justo que estaba con unas viejas amigas- empecé a tartamudear. Sentía un nudo en mi cuello que no me dejaba respirar.
-No es mi culpa que te pongas justo en el mismo árbol en el que yo me pongo a dormir. Tampoco es mi culpa que dejes tu ropa tirada por ahí- se sentó en forma de indio enfrente mío. Mis ojos querían llorar, pero no enfrente a Ikuto, quizás que ya lo haya hecho, pero es algo que quisiera no repetir.
-En fin, ¿Pásame mis cosas?- era una pregunta-orden.
-No-
-Pásamelas- le ordené.
-Está bien- me pasó mis pantis y mi corbata.
-¿Mi chaqueta?- le pregunté.
-Eso tendrás que conseguirlo tú misma- me dijo.
-¿Y cómo quieres que te las pida?- le pregunté.
-Persuadiéndome- me dijo. ¿Qué se creía? ¿Un playboy? No lo iba a ser ni en broma.
-Ah entonces quédatela- Pero la verdad es que la necesitaba.
-Está bien- le la iba a quedar cuando…
-Ya está bien si me importa ¿Querías que lo admitiera?- le respondí.
-Vaya que eres terca- me dijo.
-A mucha honra- le dije.
-Ya, entonces persuádeme- dijo él, sentándose bajo el árbol.
-¿Crees que no puedo persuadirte?- lo desafié.
-Eso es lo que quiero ver, cuánto tiempo aguantas sin reprimirte a ti misma-
-Bien, si yo gano me das mi chaqueta- le musité.
-¿Y si yo gano?- me preguntó.
-No lo sé- le dije sonrojada.
-Quiero que seas mi esclava por 1 día- dijo.
-Trato hecho- le estiré mi mano derecha y la tomó con su mano derecha. Una vez hecho el trato de acerqué lentamente a él. Esto me estaba empezando a hartar. Con mis manos le empecé a desabrochar su chaqueta sensualmente. Me senté en sus muslos dejando los míos a la altura de su cadera. Ikuto se empezó a intranquilizar, no podía tener sus manos quietas. Esto ya lo iba ganando yo. Luego lentamente le desabroché su camisa dejando al descubierto su bien formado torso. Obviamente yo estaba roja a más no poder y más aún cuando se me ocurrió la idea de besarlo. Me acerqué a su cuello y empecé a darle pequeños besitos. Luego procedí por su torso. Quería tocar cada parte de su cuerpo cautelosamente. Cuando volví a ver su cara estaba sudando y su cara había adaptado un tono rojizo.
-¿No me digas que Tsukiyomi Ikuto se ha sonrojado?- pregunté irónicamente.
-Cállate, o no te la entrego- le dije firmemente.
Hice una mueca de “a mí no me engañas”, pero no me hizo caso alguno. Comencé a quitarle la chaqueta, muy sensualmente porque trataba de tocar su espalda lo más que podía. Luego seguí con la camisa, dejándolo completamente a torso desnudo. Luego siguió su rostro, para conseguirla completamente debía besarlo en la boca. Antes de hacer eso me acerqué a su oreja y le susurré:
-Me las vas a pagar- Él sonrió satisfecho. Me acerqué a su boca y la besé tímidamente. Pero esa fue la gota que derramó el vaso. Ikuto se descontroló.
-Amu- Me tomó los hombros y me tiró hacia atrás. Un escalofrío me tomó por sorpresa. Ikuto beso mis labios con dulzura. Luego la cosa se intensificó. Ikuto quería meter su lengua en mi boca. Mientras eso pasaba una de sus manos recorría mi cuerpo entero, hasta que llegó a la camisa. La desabrochó 1 por 1, dejando mi pecho al descubierto. Una vez que lo pensé, le correspondí el beso. Cerré mis ojos y me dejé llevar. Nuestras bocas se convirtieron en un campo de batalla y de pasión. Ikuto me recorría entera con su lengua. Cada cierto tiempo nos separábamos para tomar aire. Ikuto, aunque era un pervertido, aún no sentía nada como eso. Ikuto besaba con tanta pasión que era un poco imposible resistirse, y lo hacía demasiado bien, un profesional diría yo. Después de tanto beso nos separamos definitivamente. Yo me abroché la camisa y me puse al fin mi chaqueta, pero…la venganza es dulce.
-¿Mi chaqueta?- preguntó Ikuto buscándola en todas partes.
-Lamentablemente te tengo que decir que ahora la tengo yo- le mostré su chaqueta en mi mano.
-¿Así que lo decides así? – me preguntó Ikuto levantándose.
-Exacto- le dije.
-Perfecto, espero que hoy estés preparada- me dijo.
-Está bien-
Llegué cansada a mi casa.
-Amu-chan!- dijo Ran, Miki, Suu y Dia.
-Hola chicas-
-¿Por qué vienes tan sonrojada?-
-¿Quién sabe?- diciendo esto me fui a bañar al baño del primer piso que tenía un yacusi más grande que el de mi pieza. Qué cómodo era sentir como la cálida agua recorría mi cuerpo lentamente sin ninguna preocupación. Cuando me terminé de bañar me puse una toalla alrededor de mi cuerpo, y luego me dispuse a abrir la pequeña ventana para que se fuera todo el vapor que había dejado el calor del agua. De la nada sentí un fuerte ruido originario de mi espalda. Al principio no me asusté en lo mínimo, porque pensé que se había caído algo. Pero luego sentí una extraña sensación en mis pies. Parecían pelos que se desplazaban lentamente por allí. Un escalofrío lleno de miedo se apoderó de mí. Salí rápidamente del baño, sin darme cuenta que aún estaba mojada, provocando que al salir del baño me resbalara cayendo de bruces al suelo. La toalla de mi cuerpo se había salido de su lugar. Asustada me puse en una esquina en forma fetal, me empezó a dar frío. Pero Ikuto llegó a socorrerme en ese momento.
-Amu- Dijo una sexy voz desde afuera. Yo no podía moverme aún. Mi sexto sentido me avisaba que alguien estaba allí.
-¡Amu!- gritó más fuerte Ikuto. Al escuchar esa voz, al parecer la persona que “supuestamente” se encontraba allí se escondió dentro de la tina.
-Amu, voy a entrar- dijo Ikuto con decisión. La puerta estaba con llave por lo que dificultó la entrada de él. Pero al poco tiempo lo logró. Yo seguía con la vista en la tina. Ikuto al verme así además de sonrojarse, se asustó. Cogió la toalla y me la puso alrededor de mi cuerpo.
-Ikuto, hay algo en la tina- le dije tiritando.
-¿En la tina?- preguntó.
-Si- Ikuto se asomó a la tina pero no había nada.
-Amu, no hay nada, creo que te estás imaginando cosas por estar mucho rato en la tina- Me paré con ayuda de Ikuto.
-¿Estarás bien?- me preguntó.
-Sí- le tartamudeé.
-MMmmm… yo no pienso lo mismo, te llevaré a tu habitación- Ikuto me acompañó hasta la puerta.
-Baja a comer en cuanto te vistas- después se dio la media vuelta y desapareció en su cuarto.
-Está bien- dije. Ahora me quedé allí, un poco paralizada. No sentía muy bien mis piernas. Ya no sentía casi nada. Pero salieron mis charas a ayudarme.
-Amu-chan!!!-gritaron las 4.
-Chicas- dije y me desmayé en el suelo.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Hola! Les gustó? Esa es mi frase normal. Ahora me voy al mall. Espero que les guste y que no las haya dejado traumadas. Si quieren más para el próximo capítulo comenten, necesito saber si quieren más o no. Chau!
mas!!!! amo lo q escribes
ResponderEliminar